Trecientos cincuenta minutos antes del sol… tiempo suficiente. Innecesario esperar el amanecer con el fin de reactivar con prontitud el manejo casi mecánico de las extremidades.

Un cigarro como refrigerio mientras es observado con total desatención el film porno programado para los consumidores impulsivos, todos nocturnos. Actriz voluminosa, de verde mirada y blanquecido contorno tostado por un bronceado artificial; un poco de racismo para alimentar la falta de prejuicios del humano civilizado. Al costado de la imagen un cuadrado imperfecto. Detrás de la ventana un banco. Debajo del pie ese mismo banco. Sobre los ojos las nubes brillan producto del reflejo; Dios es misericordioso, ¿sus creaciones? Sólo algunas ocasiones.

Rojo, blanco y azul. Transparencias que humedecen el paño del abrigo sobrepuesto y una camioneta de policía erradica la carencia de sonido cuando se larga de la cercanía de los ojos; vieja locomotora llevando prisioneros a los campos de concentración construidos por el Estado Democrático Nacional. Hoy se dio un nuevo discurso, victorias para los anales del Imperialismo Internacional.

¿Resta la compra de nuevo calzado o nuevo somnífero?; hay dolor en los cabos inferiores, los pies son sensibles a la cárcel de concreto que es esta ciudad.

La atención diluida entre la navegante colilla de este mingitorio, quizás descubra un nuevo continente. Ella se traslada al encuentro de la Glándula Pineal y el alma, al estar la conciencia vomitada sobre el mundo, es cognoscible más allá de él. Indispensable el regreso, no hay nada por buscar. Un vaso de agua para verter sobre la tierra seca, la materia gris.

La compra está consumada.

Extendido sobre el paño que es el regazo y dispuesto a escuchar después de la última inyección, concluido esta. Veo completamente intoxicado la luna; ella habla, ella grita, ella duerme conmigo.

48 minutos con seis segundos menos.

VOICE OF TOXIC MOON